ENTREVISTA MAGDALENA MOLDES
¿Qué es la astrología? ¿En qué se basa su metodología?
La astrología es un lenguaje simbólico que nos permite comprender lo que somos y lo que nos sucede (vínculos y experiencias), más allá de la identificación psicológica o conciencia del Yo.
El Universo vibra y esa vibración va exteriorizándose y creando formas, sutiles y más densas: nosotros, la humanidad, somos una de esas formas que emergen.
Los planetas (incluyo en esta denominación al Sol y la Luna que son técnicamente luminares) en sus órbitas, ángulos e intersecciones y a través de las constelaciones, simbolizan la vibración del cielo. Y por ende, su correspondiente materialización: las experiencias humanas y sus procesos psíquicos. Esos son los símbolos que quienes investigamos astrología aprendemos a decodificar.
Lo que da cuenta el conocimiento astrológico es de la correspondencia que existe entre los movimientos del sistema solar y los acontecimientos en la Tierra. Esta correlación solo se puede captar a través una percepción entrenada (decodificación) que es la que habilitan los símbolos astrológicos. Es decir, la técnica astrológica habilita una percepción de la realidad que nuestra percepción habitual no tiene habilitada. Si bien esto es un misterio (cómo la persona entrenada en este lenguaje simbólico percibe esta correlación), me importa destacar que no se trata de una construcción imaginaria o subjetiva sino que tiene técnica y se basa en un contenido científico (ciclos planetarios, orbes, etc.). Como escuché decir una vez a un gran astrólogo, “es una ciencia que se ejerce como un arte”.
Como te decía, la astrología se basa en el principio de correspondencia que sugiere que los diferentes órdenes de la realidad responden mutuamente entre sí: la realidad es una única dinámica que se presenta en dos dimensiones (Cielo – Tierra).
Entonces, la premisa básica de la astrología es que el universo es una red de interconexiones en donde los patrones del sistema solar se corresponden con las situaciones y experiencias en la Tierra, ¿cómo se traduce esta correspondencia?, pues a través de los símbolos astrológicos. Este es lenguaje en el que las personas que investigamos astrología nos entrenamos.
Contame un poco más acerca de este lenguaje …
El lenguaje es un puente, es un procesador de información. En nuestro lenguaje verbal habitual la palabras remiten a cosas puntuales cuyo significado acordamos por convención previa. Lo que sucede al nombrar es que recortamos información y percibimos objetos, cosas. Objetos que, recién después, se relacionan. Decimos por ej. “planta” aunque una planta es el vínculo entre la acción del sol, la lluvia, los procesos micro orgánicos, la tierra, etc. Esa es nuestra forma habitual de nombrar y significar al mundo, es decir, no percibimos vínculo sino objetos independientes que luego se relacionan entre sí. Es nuestra forma habitual de percibir la realidad.
El lenguaje astrológico opera de forma muy distinta: lleva a percibir la información en estructuras simbólicas, globales y coherentes. Comprender su complejidad, resonar en sus significados polisémicos, es una tarea de mucha práctica y profundización con uno mismo, implica redireccionar surcos cognitivos muy arraigados y opera a medida que vamos dejándonos atravesar por él. Es sin duda una una experiencia vivencial.
Los símbolos astrológicos remiten a un significado vincular. El procesamiento de esta información no opera de forma lineal, literal ni separativa como sucede con el lenguaje verbal sino que se trata de “paquetes de información” que remiten a varios órdenes de la realidad, por ej., la Luna habla de mi madre y a la vez de mi forma de contactar o de cómo siento seguridad, Mercurio habla de mi forma de comunicar, de razonar y de mi hermano, etc.
Esta percepción de descentramiento es la que posibilita la comprensión sistémica de este lenguaje. Y esto te diría es un concepto fundamental para comprender profundamente la astrología: ella nos comunica una experiencia de unidad, de interconexión.
¿Qué sería entonces una carta natal y cómo opera?
Una carta o código natal es un mapa que representa la información vibratoria del sistema solar al momento del nacimiento de una persona (o empresa, proyecto, país, etc.). Digamos que representa el momento de encarnación, materialización, de una vibración. El código natal informa acerca de una estructura sistémica constituída por patrones vibratorios de información. Sería como una semilla que contiene un diseño vibratorio específico que, al igual que el código genético, se irá desplegando a lo largo de la vida rítmica y cíclicamente.
Lo que sucede es que nuestro psiquismo, nuestro YO (que es un conjunto de reacciones preferenciales), recorta la información de todo el sistema energético que somos y hace que nos percibamos fragmentados: decimos “yo soy eso”, respecto a las partes con que la conciencia se identifica (el relato de la personalidad digamos) y decimos “yo no soy eso otro”, respecto de aquello con lo que no nos identificamos. Pero eso “otro”, como también forma parte de toda la estructura energética que somos, es decir, como nos corresponde por código, inevitablemente estará en nuestro campo, solo que lo percibiremos como algo externo que nos ocurre o nos aparece a través de vínculos o experiencias (destino).
Es decir, la experiencia consciente de lo que somos es un recorte de todo el campo energético que nos constituye (código natal). Aquellas cualidades que no quedan incluídas en la conciencia estarán igualmente en el campo y aparecerán a través del vínculo con otro ser o bajo la forma de acontecimiento.
Por esto se dice que una carta o código natal es conciencia + destino: somos aquello con lo que nos identificamos y también aquello que nos ocurre. En definitiva, somos todo lo que nos sucede.
El sistema energético que cada uno es está siempre de manifiesto.
Contame un poco más acerca de los símbolos astrológicos de la carta natal y que tipo de información proveen, ¿cómo se interpreta?
Básicamente la carta natal se representa en un mandala en el que encontramos tres matrices: los signos, que representan la vibración de las constelaciones y pueden concebirse como una cualidad, como si fueran un color; los planetas, que serían la energía representada en funciones psíquicas, personas o situaciones; y las casas, que refieren a los ámbitos de experiencia concreta, los escenarios en donde la energía se pone de manifiesto, toma forma. Y lo fundamental, aquello que articula y coherentiza esta información que son los aspectos, que refieren a los ángulos y orbes que forman los símbolos astrológicos entre sí y que dan cuenta del tipo de vínculo (tenso o fluido) que los une.
Todos estos símbolos conforman un código vibratorio y se plasman en la carta. Como sucede con el código genético, esta información se irá desplegando oportuna y cíclicamente a lo largo de la vida a medida que los tránsitos planetarios vaya “activando” el código.
La carta natal comprende doce signos, diez planetas y doce casas. Estos elementos, articulados entre sí por distintos aspectos y dinamizados por los tránsitos planetarios, constituyen el depliegue vital del código energético que somos.
Es importante destacar también que cada carta natal está matemáticamente ajustada a las cartas de aquellas personas con las cuales me encontraré significativamente a lo largo de la vida, mis padres, hijos, parejas, socios, amigos, etc.
Soy bastante renuente a definir los símbolos porque como te explicaba, éstos, por definición, operan por resonancia y en relación a toda la carta natal; definirlos sería cristalizar la información y riqueza que ellos aportan. Pero a modo de acercar estos conceptos te doy estos ejemplos: el signo de Cáncer alude a la forma interna, ámbito de estabilidad, interioridad, pertenencia, memoria … el planeta Marte refiere a la función de definir, deseo, decisión, penetrar … la Casa III es el ámbito vincular con personas no elegidas, hermanos, primos, vecinos …
En cuanto a cómo significo la información astrológica, te doy un simple y más que recortado ejemplo: una persona con una estructura emocional “blandita”, sensible, retraída, afectiva (Luna en Cáncer) cuenta con un marcado impulso deseante, intempestivo, fogoso (Marte en Aries). Imaginate, ¿cómo se conjugan estas distancias en el psiquismo? Digamos que son dos velocidades muy distintas. Es entonces cuando la conciencia (el YO) fragmenta la energía y se identifica solo con una parte de ella. Siguiendo con el ejemplo, esta persona dice “yo soy casero, familiero, pachorriento, no me gusta discutir” y “no soy avasallante, mandado, impetuoso, ¡qué fastidio siempre me toca lidiar con este tipo de gente impertinente que me saca de las casillas! Pues, hasta que esta persona no tome contacto profundo con su naturaleza, ¿qué le espera como destino?: encontrarse una y otra vez con personas impulsivas, que lo llevan por delante y lo sacan de la tranquilad a la furia en un instante. Es decir, ese tipo de vínculos le traerán a esta persona la información necesaria para que tome contacto con una energía que le corresponde, que es de ella, pero con la cual no está identificada. Una vez que, trabajando con su carta natal, da cuenta de ello e integra ese otro aspecto de sí misma, lo que le suceda ya no tendrá la misma carga conflictiva. La persona seguirá portando esa cualidad vincular particular pero ésta ya no se manifestará de la misma forma. Ya no se “encontrará” con otras personas de manera tan conflictiva porque ella misma será consciente de su complejidad vincular interna y jugará la energía “afuera” de forma más integrada.
El viaje de integración es un trabajo que se vivencia, se siente y experimenta corporalmente.
En síntesis, me gusta la comparación musical: cada uno de nosotros sería como una canción, todos compartimos las mismas notas musicales, cada quien en una proporción específica. Lo que inevitablemente ocurrirá es que nos vamos a identificar con algunas de esas notas y con otras no. Pero la canción siempre estará sonando: aquellas notas de las que no somos conscientes estarán interpretadas por los vínculos y experiencias que la vida nos trae (destino). ¿Por qué?, porque son parte de nosotros mismos.
Yendo a la aplicabilidad de la Astrología, ¿en qué ámbitos y para qué se puede utilizar?
Es una herramienta maravillosa de conocimiento vincular. Comprensión de uno mismo respecto de todo lo que somos e integración de las distancias internas, fundamentalmente.
Y así también de las relaciones que se nos presentan; comprender el propio código y su despliegue es una experiencia que se vivencia y nos da la posibilidad de acompañar ese despliegue vital.
La astrología nos da un mapa de la trama vincular que somos. Comprender mis interacciones, la forma de vincularme y mis circunstancias es, a mi modo de ver, un tesoro. Nos permite estar más en coherencia con la vida misma y, en este sentido, ser más felices, sentirnos más íntegros y sanos.
En la consulta personal, mi tarea como decodificadora astrológica es acompañar el camino a ese “darse cuenta” que solo el consultante puede acceder. Asistir al encuentro con ese “insight” revelador es muy poderoso: la llave para que el consultante integre (sane) el conflicto que lo motiva a consultar.
Otro ámbito en donde la astrología puede hacer un gran aporte es en los equipos de trabajo (empresas, grupos colaborativos, dinámicas conjuntas). En estos casos se puede trabajar de forma muy fructífera con las cartas de los participantes en sinastría o en red. Especialmente me parece una herramienta maravillosa para trabajar en colaboración con coaches ya que ellos dispondrían de una información muy valiosa para el desarrollo de su trabajo específico.
También otro entorno que me resulta muy interesante es en lo que respecta a los niños, tanto en dinámicas educativas y en coordinación con especialistas como en consulta con sus padres o en asistencia con otros técnicos profesionales.
*Magdalena Moldes (Montevideo 1970) es abogada y escribana enfocada al Derecho Civil. A los 40 años motivada por el deseo de encontrar nuevas formas de expresión y herramientas de autoconocimiento se encontró con la Astrología. Entre el 2019 y 2021 estudió en la Escuela de Astrología de Buenos Aires.
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